¿Estas aquí? (libre)

Lo primero que hizo al entrar en el precioso templo fue quitarse la capucha y dejar ver esas orejitas de gato que siempre ocultaba.

Sabía a que Él le gustaban aquellos lugares, como siempre le describía y por eso había entrado allí. Ni siquiera sabía cómo se llamaba el chico que lo había cuidado siendo aun un niño y que d repente había desaparecido. Sólo conservaba un dibujo que él mismo había hecho.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al encontrarlo vacío y justo en el lugar donde iría a la gente a rezar... rompió a llorar, escuchandose su eco por todo el grandioso edificio

El Templo. Aquel sitio tan sagrado a la que las masas gustaban de acudir todos los fines de semana para plegar a sus "Dioses" para protección o prosperidad económica. Demasiada fantochada para su gusto, aunque el analfabetismo del populacho les evitaba ver que aquello era una sarta de mentiras, y que sus propias leyes a veces se contradecia con sus reglas o incluso otras leyes.

No tenía intención de entrar, realmente. Tan solo que le había parecido oir llantos. Y, en efecto, alguien estaba llorando. El Templo estaba más vacio de lo que se lo había imaginado (Pensó que quizás se trataba de un duelo, pero no). En su interior solo había un chico de aspecto extraño que lloraba a lágrima viva.

- ¿Hola? - Dijo un poco en el aire, haciendose notar mientras daba pasos lentos hacia él. Dio unas palmadas para hacer un sonido retumbante con el que le oyese, para que supiera que estaba ahí.

Se encogió ante la presencia de aquel chico que había entrado y acto seguido ocultó sus orejitas con la capucha.. echandose a temblar... a espaldas a él, empezó a secarse las lagrimas con las mangas de su larga chaqueta.

No respondió... estaba demasiado asustado como para hacerlo.

Pues no, parecía que le ignoraba, más bien. El ruido había sido lo suficientemente alto como para oirlo, así que otra explicación no había.

Se detuvo a una distancia de varios metros, por instinto. Si no quería hablar con él, tampoco podía forzarle a tener una conversación, y acercarse a él no habría ayudado a ello. Por eso tenía que primero entablar un enlace para una charla posterior.

- Esto....¿estabas llorando? - Movio la cabeza para intentar ver el rostro de la persona, pero era imposible. Estaba demasiado lejos y a espaldas. - ¿Pasa algo? - Normalmente no haría este tipo de preguntas en un Templo si alguien llora, porque para eso están los templos. La diferencia es que normalmente lloras en el altar, o junto a algun recuerdo de un difunto presente, no en medio del lugar sin ningún tipo de sentido concreto. A lo mejor le pasaba algo.

¿Tenía que meterse en asuntos ajenos? Tampoco era asunto suyo.

Pero la curiosidad siempre puede, siempre.

- Soy Wright. - Dijo, a continuación. -...¿Cuál es tu nombre?

Se dio la vuelta y miró al desconocido con una expresión de desolación que a cualquiera habría conmocionado. Seguía ocultando sus orejas bajo esa capa.

- Esque.. crei que aquí... encontraría a alguien - sollozó aun con voz ahogada y con los ánimos cada vez mas por los suelos..

Se había dado la vuelta. Vaya, por lo menos, parecía que la cosa progresaba. Mayor parte de su cara en totalidad estaba cubierta por la ropa, pero se le podian ver las facciones de la cara. Parecía ser un chico joven, de unos 18. Su cara mostraba tristeza, por lo visto. Una mala sensación le subió por el estómago.

- Si...parece que la gente de por aquí no es muy de rezar a sus viejos Dioses. - Ignoró sus otras preguntas, pero por lo menos podía empezar a hablarle. - No dejes que eso te desanime, si esa es tu preocupación. - Le contesta con una voz más tranquila y amistosa.

Le miró con algo de curiosidad... apenas sabia nada del mundo más allá de las cuatro paredes de la cabaña en dond se habia criado...

- ¿Que... es rezar? - Preguntó ladeando la cabecita, tampoco sabía lo que era eso de los dioses... se mordió los labios, nervioso...

Ejem...vaya preguntas. Para tener aspecto de mayoría de edad, y no saber que era eso, es que este chico es muy raro.

Lo más extraño es que la pregunta iba sin vacilación. No era un chiste, lo había preguntado en serio. Si sabía algo de los pueblos analfabetos, que eran la mayoría, era que todos iban a rezar, aunque no supieran por qué. Si él no sabía el concepto...es que tenía que venir de un sitio diferente.

Decidió responder a aquello, en vez de hacer su tipica galantería graciosa.

- Rezar es... - Enarcó una ceja pensando las palabras adecuadas. - Rezar es...hablar contigo mismo, y con los Dioses. Normalmente se hace para velar por nosotros mismos, o para pedir respuestas. Es algo complicado de explicar.

- ¿hablar conmigo mismo y... con...? - Abrió los ojos de par en par... -¿se pueden pedir respuestas? ¿y... y siempre te... responden? - Su tono de voz sonaba tan ingenuo... tal ve esos dioses le ayudarían a encontrar a quien buscaba..

Vaya...esto iba a ser más dificil de lo que pensaba.

Se rascó el pelo nuevamente, pensando en cómo podía intentar explicarle al chico que aquello era una farsa.

- No...verás, los Dioses no responden. Se supone que ellos piensan que nosotros debemos encontrar nuestro propio camino y nuestras propias respuestas, y no que lo hagan ellos mismos.

Aquella conversación, sin embargo, estaba resultando ser de lo más curiosa. Dio un pequeño paso hacia adelante, acortando la larga distancia entre ellos. ¿A lo mejor ya no le tenía tanto miedo?

Bajó la mirada, aferrandose a los dos lado de la capa... sus anos tambíen estaban cubiertas por unos guantes de color granate. Lo unico que Él le habia enseñado de todo el mundo que le rodeaba era que sus orejas y sus pequeñas y afiladas garras traían problemas, que NADIE debía verlas.

- Oh... - pareció entristecerse de nuevo.. - significa que... tendre que seguir buscandole yo. solo. ¿no? - Suspiró mordiendose el labio inferior y mostrando unos colmillitos que no parecían ser de humano.

Abrio levemente los ojos. Aquella persona actuaba de forma extraña, como si quisiese ocultar algo. Tenía intención de descubrirlo; para él, los secretos no son más que unas malas palabras que por norma general atormentan a las personas - hay que contarlos para poder liberarse.

Ladeó la cabeza varias veces, negando la última de las cuestiones.

- No tienes por qué. - Le respondió enseñándole una sonrisa de lado a lado. - Lo bueno que tienen las búsquedas es que siempre conoces gente nueva. No siempre son buenas, pero otras veces sí.

Se cruzó de brazos mientras daba otro paso más al frente, hacia él. Parecia por defecto una persona solitaria. Quizás estaba buscando a alguien en particular, un amor no correspondido, por ejemplo.

- ¿A quién buscas? - No pudo evitar preguntar.

Se encogió cuando dio un paso al frente... mientras su corazon amenazaba con desvocarse

- ¿tu... eres buena... persona? - Le preguntó con un hilo de voz... y de nuevo dirgió la visa al suelo cuando formuló la última pregunta - busco al chico que me crió... cuando solo era una cach... un niño... pero nunca me dijo su nombre..

Vaya, esa era una pregunta de difícil respuesta.

Hizo una pequeña reflexión mental. Realmente, no era una buena persona, a la par de que tampoco era mala por naturaleza. Simplemente... iba en balance la cosa.

- Yo... - Comenzó a decir. - No creo que sea una buena persona del todo, pero no soy mala. De vez en cuando, ayudo a la gente. - Respondio con sinceridad a medias.

(""Y de vez en cuando, a los gordos ricos estrafalarios, les robo"") - Pensó.


Dicho esto, se rascó la barbilla, pensativo ante la búsqueda del misterioso chico.

- Esa es una corta descripción. ¿Por qué se fue? ¿Sabes donde buscarle? - Aquello eran dos preguntas a la vez, pero quizás dado el mundo que había explorado podría empezar a hacerse a la idea de que persona buscaba.

Atendió a la descripción del chico y eso lo calmó un poco, pero cuando le preguntó por Él le miró y sus ojos claros brillaron como si estuviese apunto de echarse a llorar de nuevo.

- Es un chico muy misterioso... siempre miraba con frialdad... y.. era muy callado.. nucna dejaba que le hiciese preguntas, pero me dio de comer y estuve en su casa desde muy pequeño hasta.. hace unos días..cuando de repente desperte y se habia ido llevandose.. todas sus cosas...

Una traviesa lágrima salió al fin de sus ojos, humedeciendo sus mejillas.

Vaya, no era una santa descripción, desde luego. ¿Cuantas personas podían coincidir con esa descripción? Además, el recordar al chico hacía aflorar los sentimientos pesimistas de aquel misterioso personaje. Casi parecía que quería llorar de nuevo.

Hizo unos breves calculos mentales.

- No te preocupes, lo encontrarás. Solo es cuestión de ser constante y perseverante. - Le hizo un gesto positivo, para darle ánimos.

...unos quinientos mil, como mínimo, pueden coincidir perfectamente con esa descripción...

Esta vez no le preguntó que era eso de ser *constante y perseverante*... no queria resultar molesto con tantas preguntas.. el chico que lo había cuidado era tan silencioso que rara vez oia su voz...

- Por cierto... me llamo.. Irun - Sonrió por primera vez, esa palabra, en un idioma antiguo, significaba *gatito*

Bueno...por lo menos ya tenia un sustantivo con el que referírse a él, sin usar la palabra "personaje" o "Chico extraño"

- Irun... - Arqueó una ceja. - Curioso. Nunca había oido ese nombre antes. Es bastante peculiar, y suena bien.

Se rascó la barbilla. Finalmente había sonreido, dejaba entrever una dentadura marcada, pero igualmente su expresión denotaba felicidad. Casi parecía un robot intentando manifestar una expresión por medio de un gesto facial - Se le ve al instante.

Echó un vistazo al interior del Templo unos segundos, por curiosidad, para volver a concentrarse en Irun.

- Yo ya lo dije antes, pero volveré a presentarme. - Carraspeó un poco la voz y le miró a los ojos. - Me llamo Wright. - Dijo, intentando imitar la sonrisa de Irun.

Por acto inconsciente, alzó la mano, tendiéndola hacia Irun, esperando para ser estrechada, como solían ser los saludos cordiales con desconocidos. Aunque, técnicamente, empezaba a conocer a Irun, así que no podía calificarle como tal.

Cogió su mano y acto seguido la acercó a su rostro, casi rozando sus mejillas... como suelen hacer los gatos cuando piden caricias... pero al darse cuenta de lo que hacia lo soltó con algo de brusquedad..

- Lo.. lo siento - Musitó ruborizandose a mas no poder... W... Wright...

Le sujetó su mano, a lo que esperaba la acción normal.

No obstante, las cosas siempre son imprevisibles. Cuando se dio cuenta, habia tirado de ella para acercarla a su rostro, y la yema de sus dedos rozaron muy levemente su mejilla derecha. El tacto, tan imprevisible y corto, no dejó más que una sensación poco descriptiva de suavidad. Al momento, Irun le soltó con la misma, pidiendo disculpas.

- ¿Aeh? - Dijo extrañado, que siempre dice eso cuando algo le extraña. Si, un poco cursilada, pero vamos, el lenguaje propio no tiene por qué sera gusto de todos.

Viró levemente la cabeza para mirar a Irun a los ojos.

- Esto....no, no pasa nada, no te preocupes - Movio los brazos haciendo gestos negativos, indicándole que no pasaba absolutamente nada. Aquello había preocupado enormemente a Irun, que parecía que estaba a punto de echarse a llorar para no parar en horas. Quizás no estaba acostumbrado a ser muy sociable...Irun era demasiado tímido. Era la respuesta obvia.

Esto...perdón. - Dijo él, entonces. - Si te incomodo, no te seguiré molestando. - Necesitaba darle un poco de margen a Irun. Dio un pequeño paso atrás.


FDR: Tengo que irmeee! >.< Pero mañana en cuanto tenga un momentito vuelvo a conectarme y a seguir roleando. Buenas nocheeees! ^^

No.. no era muy sociable... ¿como iba a serlo si la unica persona a la que habia conocido era un chico que le había ayudado y Él.

- no.. no me molestas... al con.. trario... - suspiró rascandose el brazo... - no queria incomodarte no debi haber hecho eso..



(oki, yo tambien me voy a dormir byee)

- Oh, bueno - Volvió a dar un paso hacia delante, mientras se encogía de hombros. - Entonces supongo que podemos seguir como antes. - Iba a preguntar por su acción anterior, pero no parecía un buen momento para sacar a relucir el tema. Quizás debia cambiar el asunto.

- No le demos más importancia, pues. - Respondio, directamente. - ¿De dónde provienes, Irun? - Preguntó. Era momento de ahondar un poco las cuestiones personales. Así conocía mejor su trasfondo.

- Yo provengo de Gerelten. De un orfanato. - Se adelantó, para mostrarle confianza. - Es un sitio agradable, pero resulta un tanto aburrido.

- Yo.. vengo de la cabaña - Respondió como si el austero lugar en donde se había criado fuese la única cabaña en todo ese mundo... se abstuvo de preguntar que ea un orfanato.. ya lo averiguaría - Era un lugar pequeño... pero yo siempre lo mantenía limpio...

Sonrió entrecerrando los ojos.

Una cabaña...vaya, aquella respuesta dejaba clara que Irun no habia explorado mucho mundo en su vida. ¿Quizás había vivido confinado, sin conexion con la sociedad? Eso explicaría, en parte, su timidez. Y su poco conocimiento general.

- "La" cabaña...interesante. - Enarcó una ceja. A lo mejor lo tenía como chacha personal para cuidarle la casa, aunque Irun no se hubiese dado cuenta. Mejor se ahorraba ese tipo de comentarios.

- ¿Siempre habias vivido ahi? - Esperando que ya hubiese más confianza entre ellos dos, dio varios pasos hasta llegar a una distancia normal de conversacion, donde podia observarle perfectamente. Sin duda, se aferraba a ocultar algo que no quería enseñarle. - Me refiero...¿nunca habías visto mundo? ¿Nunca habias salido? ¿Hablado con otra persona? - No quería acosarlo a preguntas, pero era la unica forma de saber qué había sido de él.

Agachó la cabeza aferrándose a la capucha...

- No.. él no me dejaba salir de la cabaña.. bajo ningún concepto - Le miró suspirando - me acogió cuando era muy pequeño.. me salvó cuando estaba apunto de morir.. y... desde que tengo memoria ha estado en su casa.

Volvió a entristecerse...

- Tal vez le ha pasado algo... desapareció sin mas...